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jueves, 29 de septiembre de 2011

Puffin Stuff

La saliva, remedio infalible.

Alguna vez me enteré, al estar viendo La vida íntima de las obras maestras (Film and Arts), que en 2005 limpiaron de polvo un cuadro de Picasso… ¡con saliva! Sí, así es: el restaurador afirma que la saliva es un excelente líquido limpiador de pinturas.

Las mujeres y las tortugas

Los huevos de tortuga gozan de mayor popularidad y protección que los huevos del ser humano. Los huevos de tortuga se protegen incluso delictivamente (sic); el que destruya o tome un huevo de tortuga en la playa será severamente penalizado por la ley. Pero (no es así) si se trata de un huevo humano, de un cigoto, de un óvulo fecundado que finalmente es eso, es vida humana.
Candidato de Acción Nacional a la presidencia de la República, en entrevista radiofónica con Ezra Shabot, el 3 de febrero de 2006.

He transcrito esta joya del pensamiento católico y de sus métodos asociativos, porque es una verdadera obra de arte: las mujeres son tortugas cuyos huevos deben estar protegidos por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, parece decir el declarante.

De cualquier manera y más allá de tan afortunada hermenéutica (porque el hecho es que estamos ante una interpretación del dogma eclesiástico), habrá que acudir a las fuentes de tan luminosa antropología. Encuentro dos: monseñor Mario de Gasperín, obispo de Querétaro, y el inefable don Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México.

Dice don Mario que un buen católico no puede votar por un partido o por un candidato que esté en contra del respeto absoluto de la vida humana, desde la concepción hasta su desenlace natural, como serían los que propician el aborto, la eutanasia o la manipulación de embriones. No puede votar por un partido o por un candidato que no se comprometa a promover la dignidad de la familia, fundada en el matrimonio monogámico entre personas del sexo opuesto.

Por su parte, el mismo día, don Norberto Rivera subraya: Reiteramos nuestro rechazo al aborto y a las uniones entre homosexuales.

¡Cuánta obsesión con la cama de los demás! ¡Cuánta obsesión con el cuerpo ajeno! Y, sin embargo, ante las violaciones sexuales en Atenco cometidas por fuerzas policiacas (estatales y federales), el defensor de las mujeres tortuga afirmó, el 14 de mayo de 2006, que él hubiera actuado igual que Fox:

-Si cualquiera de ustedes está secuestrado, no duden que utilizaría todas las medidas legales para liberarlos.

Sí, también José María Aznar decidió unirse a las fuerzas aliadas para "liberar" -conforme a la legalidad del mundo civilizado- al pueblo irakí, secuestrado por Sadam Hussein.

Con esta pesca de perlas, hago un humilde homenaje a dos grandes de nuestras letras y del periodismo mexicano: Carlos Monsiváis y Raúl Prieto, este último más conocido por mi generación como Nikito Nipongo… o, también –recuerda Elena Poniatowska- como El Abogado Patalarga, Don Hechounperro y el Doctor Keniké. Ambos, Monsi (con su su omnisciente Sic) y Nik Nip (con su columna Perlas Japonesas, que publicaba en El Excelsior –en tiempo de Jorge Ibargüengoitia, si me acuerdo bien: ¡imagínense qué deleite de periódico!- y luego en La Jornada y en El Financiero), ambos, digo, son maestros de la sátira, videntes de la entrelínea, lexicógrafos que hacen radiografías de la torpeza humana, que rescatan la tradición de los ingleses (Chesterton) y los irlandeses (Oscar Wilde y George Bernard Shaw) y ven en las palabras de los hombres públicos lo que otros tardamos años en descubrir.

Una perla más

En el prográma Acústico (Canal 11), la conductora (Eugenia León) comenta, con ese atrevimiento propio de quien no tiene ni la menor idea de lo que acaba de escuchar (yo tampoco, lo confieso), que la música de Jaguares le hace pensar que hay en ella raíces prehispánicas, algo así como inspiración azteca. Así dijo, se los juro. Entonces, subo el volumen de la televisión. Necesito conocer la respuesta de Alfonso André, el baterista.

-Pues sí, es cierto. No sé. Es cosa genética.

Y lo dijo con absoluta seriedad.

In memoriam
Jack Wild
(1952-2006)


Alguna vez, Gerardo me preguntó que si me acordaba de 1965, cuando formamos nuestra primera banda de rocanrol fonomímico, con raquetas de bádminton, cajas de cartón, tapas de ollas y una pulidora. Interpretábamos, recuerda Gerardo, I wanna be your man, de los Beatles.

¡Sí, por supuesto que me acuerdo!

En esos años, descubrimos no sólo a los Beatles (Happiness is a warm gun), sino también a los Rolling Stones (Honky Tonk Women), a los Kinks (Where have all the good times gone y Holiday in Waikiki), a los Who (My Generation y I can see for miles), a The Band (Up on Cripple Creek)...

Nos volvimos locos al escuchar a los Credence (Down in the corner, Proud Mary, Born on the Bayou, Cotton Fields y todo el álbum Willy and the Poor Boys).

¡Lo que son las cosas! Ahora me entero de algo: la primera canción del primer disco de los Credence –disco que todos tuvimos y escuchamos una y mil veces- es I put a spell on you, de Screamin’ Jay Hawkins, que tan bien conocemos los parroquianos de Ruta 61. La verdad, no me acuerdo cómo sonaba. Seguro que Javier García se acuerda. Javier, sí, el sensacional Javier, el baterista de Las Señoritas de Aviñón, Javier, Funes el Memorioso, que limpia con saliva los sillones del burdel.

El disco Waiting for the sun de los Doors era uno de nuestros objetos de culto, y cuando salió el álbum L.A. Woman, a principios de los setenta, nos maravilló su portada color vino, con una ventana en la que aparecía la fotografía del grupo impresa sobre plástico transparente. Esto hacía que el fondo de la foto fuera el amarillo de la cubierta interior.

Nadie sabe para quién trabaja.

Más tarde, encontramos en casa de mi abuela uno o dos tambores de la época de la Revolución (pertenecieron a mi tío abuelo, el ingeniero José Luis Osorio Mondragón). Conseguimos un par de guitarras acústicas y, entonces, decidimos pasar de los covers a la interpretación de canciones propias. La banda se presentó un par de veces, ante un público muy selecto (mis hermanas), bajo el nombre de Puffin Stuff. Nuestro primer éxito fue Jumpin' Roberta...

Jumpin' Roberta
Jumpin' Roberta
Jumpin', jumpin', jumpin'...
Jumpin' Roberta
(ad libitum)

¿Y de dónde sacamos ese nombre, Puffin Stuff?

Puffin Stuff fue el nombre de una serie infantil transmitida por la televisión estadounidense entre 1969 y 1971. Sus diecisiete episodios sucedían en un lugar mágico llamado Living Island, del que era alcalde H.R. Pufinstuf, un dragón buena onda (a friendly dragon), que corre aventuras con un simpático niño Jimmy (Jack Wilde), y con quien se une para luchar contra Witchiepoo, un brujo, que quiere robarse la flauta de Freddie, otro simpático escuincle.

Para que mis lectores viejos ubiquen a Jack Wilde, basta que recuerden la película Oliver (1968), basada en la novela de Charles Dickens, donde el papel protagónico lo llevaba Mark Lester, y donde además aparecía el genial Oliver Reed (Bill Sikes, personaje que se volvió mi alterego en los sueños eróticos de la infancia). Jack Wilde hacía el papel de Artful Dodger, niño que introduce a Oliver en los bajos fondos del Londres decimonónico.

Jack Wilde murió en 2006 de cáncer. Vayan estos párrafos como recuerdo cariñoso. Descanse en paz.

Yo no sé si la serie Puffin Stuff fue transmitida en México. No conozco a nadie que la recuerde. Tampoco me he encontrado con alguien que tenga memoria de Capitán Nice (William Daniels), otro programa de la época del que mi hermano Gerardo y yo sí tenemos clarísimos recuerdos: un oficinista que se metía a una cabina telefónica para convertirse en héroe torpe, estilo Maxwell Smart.

El caso es que Puffin Stuff fue el nombre con el que bautizamos a nuestra primera banda de rocanrol. Pocos años después (1973 ó 1974), Gerardo me presentó a Octavio Herrero, y con él organizamos un sinnúmero de proyectos editoriales, musicales y teatrales, en una ciudad que aún se andaba en tranvía, en una ciudad con glorietas por todas partes, en una ciudad donde los adolescentes adquiríamos nuestros discos de vinilo en Hip 70 y en Yoko Quadrasonic.

¿Qué discos salieron en esos años?

¡Miren qué maravilla! Menciono los de 1973, y en la próxima entrega enlistaré los de 1974. Consulto rateyourmusic.com, donde están registradas 828 producciones en formato LP; pero sólo coloco aquí los 32 álbumes que de ese año tuve en mis manos y escuché con atención.

The dark side of the moon (Pink Floyd), Quadrophenia (Who), House of the holy (Led Zeppelin), Lark’s tongues in Aspic (King Crimson), Billion Dollar Babies (Alice Cooper), Goodbye yellow brick road (Elton John), Over-nite sensation (Frank Zappa), Recorded live (Ten Years After), Brian Salad Surgery (Emerson, Lake and Palmer), Brothers and sisters (The Allman Brothers), Between Nothingness and Eternety (Mahavishnu Orquestra), The six wives of Henry VIII (Rick Wakeman), Grand Hotel (Procol Harum), A passion play (Jethro Tull), Illusions on a doble dimple (Triumvirat), Ringo (Ringo Starr), Oh la la (Faces), Live (Uriah Heep), These foolish things (Brian Ferry), Living in the material world (George Harrison), Goats head soap (The Rolling Stones), Mind games (John Lennon), Who do we think we are (Deep Purple), Wake on the flood (Grateful Dead), Jeff Beck/Tim Bogart/Carmine Apice (Beck, Bogart and Appice), Shoot out at the fantasy factory (Traffic), Still alive and well (Johnny Winter), Vive la trance (Amon Düül II), Preservation Act 1 (The Kinks), Approximately Infinite Universe (Yoko Ono), Leon Live (Leon Russell) y Feeling the space (Yoko Ono)

28 DE JULIO DE 2006. Gerardo escribe: El disco de las Puertas a que te refieres (L.A. Woman) ¿no tenía en algún lado a una hermosa mujer crucificada? Déjame lo checo en nuestra extensión de la memoria: interne'. Efectivamente (esto de Interne' es maravilloso): la portada original de L.A. Woman era guinda, con una ventana de mica amarilla con los integrantes, que permitía ver la funda interior con una mujer crucificada. Oye, según los expertos en restauración, efectivamente la saliva tiene propiedades especiales. Pero la aplicación debe ser, de acuerdo a los manuales, con ayuda de una franela: se escupe en el trapo y delicadamente se pasa por la parte a restaurar. Bah, mi querido carnal, ya sé que eliminarás este comentario.

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